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Marca personal y redes sociales
Las críticas y sospechas acerca de lo que escribimos, vivimos u opinamos en estas redes tienen un impacto directo en nuestra marca personal, pero también en la imagen profesional que proyectamos. La cuestión es si esta mala reputación que se achaca a ciertas redes puede contagiar nuestra identidad como profesionales y arruinar cualquier intento de cambio o búsqueda de empleo.
Guillem Recolons, socio de Soymimarca, cree que «sin darnos cuenta, las noticias falsas que producen algunas fuentes interesadas en deformar la realidad nos afectan profesionalmente. Posiblemente hayamos compartido alguna vez una información falsa sin saber que lo era, simplemente porque venía de una fuente fiable. Estas noticias tienen a veces un punto en su redacción que las hace creíbles, pero a menudo son frases fuera de contexto o noticias antiguas que se dan como nuevas. Afectan negativamente a nuestra reputación porque nos convertimos en cómplices involuntarios de su transmisión».
Para Andrés Pérez -para quien el blog siempre ha sido el centro del sistema de una estrategia personal o empresarial en internet- cree que «Twitter hace una década era un sitio amistoso que transmitía cierta sensación de modernidad a quienes formaban parte de ella. Muchos recordarán los mensajes del tipo ‘estoy en la T4 a punto de embarcar para Londres para visitar un cliente’. Era algo que oscilaba entre lo esnob y lo cursi. Un directivo moderno era el que tenía el valor suficiente como para tuitear algunas de sus ideas. A medida que se popularizó, fue perdiendo ese toque de exclusividad y pasó a ser un campo de batalla. Los errores de algunas personas conocidas y los ataques a cualquier tuit inocente o no, la han vuelto peligrosa. Quienes hoy están en Twitter transmiten que pertenecen al negocio del social media, al de la polémica o al de la autopromoción. Un tuit ha hecho más daño a muchos profesionales que una mentira en el currículo falseando el propio nivel de dominio del inglés».
“Es absurdo tratar de usar hoy Facebook como un canal fiable y serio para transmitir información. Facebook es la red social de contenido basura. Si un despacho de abogados, una agencia financiera o un profesional competente quieren que se les tome en serio, deberían alejarse de esta red. A cambio, esa parte frívola y desenfadada puede ayudar a dar una imagen más humana de profesionales y empresas, pero hay que tener cuidado, porque es fácil acabar dando más información de la necesaria», opina Andrés Pérez.
Instagram es, según Pérez, «la red de moda, la de los influencers, la cumbre (hasta ahora) de la ley del mínimo esfuerzo, y la casa de paja de los Tres Cerditos. Transmite una mezcla de pereza y vanidad, de obsesión por el continente y despreocupación por el contenido. Desde el punto de vista profesional o empresarial puede ser un buen escaparate de ofertas, productos y trabajos, pero cuando el protagonismo lo tiene la persona y no el valor que aporta, transmite que el producto somos nosotros y no lo que hacemos». Por su parte Arancha Ruiz también advierte una sensación de frivolidad, pero cree que «esto engancha emocionalmente. Instagram es el nuevo Facebook. Se usa profesionalmente y funciona muy bien. Hay estudios que muestran que el usuario medio comprueba su cuenta de Instagram hasta 15 veces al día. Y las Historias son un hit, y se viven en directo, por lo que es difícil el engaño».
Fuente: Expansión